Soledad Sevilla




Soledad Sevilla nace en Valencia en 1944 y reside, actualmente, en Barcelona. Estudió en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge en Barcelona, siendo sus estudios luego ampliados en Madrid.

Su carrera artística comenzó a finales de los sesenta con posiciones próximas al minimalismo pictórico, etapa que abandonó en los años setenta tras su participación en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas desarrollado en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid. En él, la artista se decantó a crear pintura de raigambre geométrica donde el módulo y sus infinitas variaciones sobre el plano pictórico emergen como temática; no obstante, se debe tener siempre presente que sus construcciones geométricas poseen una lectura poética, rasgo que caracteriza la obra de Sevilla incluso en la actualidad. Es a través de la abstracción geométrica, también llamada, optical art, como Sevilla resuelve huir de la neofiguración y del Pop Art, movimientos que triunfaban en España

Con el tiempo, sus preocupaciones artísticas tomaron otra dirección y la artista valenciana se inició en el ámbito de la investigación conceptual y espacial, siendo los resultados utilizados a principios de los años ochenta en sus diversas instalaciones.

En la actualidad, debido a una enfermedad, la artista cambio los grandes formatos por el lienzo

En este contexto, resulta interesante subrayar que toda la obra de Sevilla explora relaciones entre luz, materia y espacio; combina el rigor analítico y el orden geométrico con la búsqueda de una experiencia sensorial y orgánica. Sin lugar a duda, como señala Yolanda Romero, a lo largo de su trayectoria artística de Sevilla, la pintura y la instalación son entendidas no como dos campos diferenciales, sino más bien como la necesaria y lógica extensión de uno sobre otro, de la obra pictórica sobre el trabajo espacial.

Al principio de la década de los 80 realizó estudios en la Universidad de Harvard. En 1993 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas y en el 2007 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Su obra forma parte de entidades tan importantes como el madrileño Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Künstmuseum Malmö, el Museo Marugame Hirai de Arte Español Contemporáneo de Japón, el Parlamento Europeo y el Patrimonio Nacional.

n 1968, momento en que la artista inicia su carrera artística, buscó encontrar un estilo de arte alternativo a los movimientos informalista y expresionista, predominantes en la escena española ya que, tras su paso por la Escuela de Bellas Artes de San Jorge, rechazaba toda enseñanza académica. En contra de lo académico, Sevilla adecuó su estilo a la influencia del Arte Normativo, movimiento que proponía un arte basado en la forma seriada, la pureza cromática y el atonalismo; siendo una de sus máximas el rehusar la intervención de la subjetividad.

El Arte Normativo se caracterizó por confluir propuestas constructivistas, suprematistas y neoplasticistas. De esta manera absorbió la depuración del arte iniciada por Malevich, al ser su fin anular la presencia del objeto para obtener un arte que implicase una expresión pura de sensibilidad. De la experiencia neoplástica, aprehendió el esfuerzo por codificar rigurosamente el sistema de arte e instaurar una concepción espacial, que tiene como principio básico la abstracción completa donde el lenguaje geométrico se limita a las líneas, el ángulo recto, tres colores primarios (Rojo, amarillo y azul) y tres no colores (negro, blanco y gris). Consiguientemente, la obra de finales de los 60 y principio de los 70, se distinguió por poseer un carácter serial y geométrico impregnado de gestos e imprecisiones cuyo fin era personalizar las piezas.

En 1969 la artista se asentó en Madrid para asistir a los seminarios Generación Automática de Formas Plásticas, impartidos durante los cursos 1968-1969, 1969-1970 y 1970-1971, por el matemático Ernesto García en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid. Sin embargo, antes de entrar en contacto con el grupo de artistas geométricos de la capital española en el Centro de Cálculo; Soledad Sevilla conoció a José María Yturralde y Jordi Teixidor, integrantes del grupo Antes del Arte y, preconizadores del arte máquina y el arte tecnológico. Grupo que aportó a la artista, como señala Aguilera,el espíritu contestatario y desmitificador bajo propuestas ópticas, perceptivas y estructurales.

En Madrid, Sevilla formó parte del grupo de artistas asistentes al primer seminario del Centro de Cálculo; destacaron entre sus compañeros, además de Yturralde y Sempere, los artistas de Equipo 57, Abel Martín y Elena Asins; entre otros. Cuando el primer seminario llegó a su fin, se celebró una exposición donde las obras utilizaban la herramienta electrónica para el servicio de la composición y generación de obras plásticas. En la exposición realizada a raíz de la segunda edición del seminario Formas computables, participó también Sevilla y, en esta ocasión artistas extranjeros como omo Georf Nees y Auro Lecci formaron parte del grupo. La muestra se caracterizó por congregar obras donde el terreno de composición artística eran auxiliados por el uso del ordenador, como menciona Garcia.
En los seminarios a los que acudió Sevilla, más que un trabajo compartido los artistas intercambiaban impresiones y aprendían a programar y establecer contactos con otros Centros de Cálculo internacionales. Finalizados los seminarios en el centro de cálculo y tras haberse ampliado a disciplinas como la música y la poesía, se presentó en la exposición Generación Automática de Formas Plásticas y Sonoras, inscrita en el marco de los Encuentros de Pamplona, llevados a cabo en el año 1972; proyecto que como Villaespesa señala, fue clave en el panorama artístico español al ser una referencia necesaria para conocer las propuestas e intereses de artistas españoles de los años 70


A mediados de los ochenta, centró su trabajo en la investigación del paisaje, de una memoria cultural y vivencial; profundizando en el conocimiento perceptivo a través de sutiles tramas y retículas. Fruto de este trabajo son los cuadros  junto a La Alhambra y Vélez Blanco; fue en dicho periodo que la artista también comenzó a realizar sus primeras instalaciones que ella concibe como un medio complementario al pictórico, donde se establece un proceso de retroalimentación entre la pintura y la instalación.

La artista concibe su trabajo mediante series ya que éstas le permitem desarrollar sus ideas. La obra de Sevilla cobra forma lentamenta ya que a la artista le cuesta tiempo conseguir que la imagen que produce sea la que le interesa; por este motivo no puede plasmar en un solo cuadro sus deseos y las series son el camino perfecto para lograrlo.En sus instalaciones, Sevilla juega con la percepción sensorial y corporal del espectador, con la tensión entre interioridad y exterioridad, entre visibilidad e invisibilidad, entre vivencia íntima y experiencia pública;Festival miradas de mujeres (MAV) (10 de noviembre de 2011)

La condición femenina, la muerte y el devenir del tiempo son temas que la artista aborda en sus instalaciones y siempre están ligados a la poesía. Para la artista, el aspecto poético de la obra es el motor de esta misma y, por este motivo, intenta transformar siempre los temas en un resultado que plásticamente emocione. A partir de este espacio mental, surgido de sus experiencias en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid en 1969, en los años 80 centró su trabajo en la investigación del paisaje de una memoria cultural y vivencial profundizando en el conocimiento perceptivo a través de sutiles tramas y retículas. Fruto de este trabajo son los cuadros de las series: Las Meninas, La Alhambra, Los Toros Vélez Blanco

Los cambios formales acaecidos en la obra de la artista se presentan, además de por cuestiones fisiólogicas, por la vida personal de la artista. De esta manera, podemos ver como en un momento de terminado sus obras son fruto del trabajo del acrílico y no del óleo, al requerir el desarrollo de su técnicas movimientos agíles y enérgicos, actividad que, tras una operación son imposibles de dominar y que tendrán como consecuencia el cambio de pincelada.

De una pintura de carácter serial y geométrico (aunque siempre impregnada de pequeños gestos e imprecisiones que contribuían a personalizarla y humanizarla), Soledad Sevilla fue derivando a una abstracción más "lírica" en la que se busca una complicidad entre lo emocional y lo racional y la geometría se convierte en una herramienta para el análisis espacial. A mediados de los años ochenta comienza a realizar sus primeras instalaciones que ella concibe como un medio complementario al pictórico, estableciendo entre ambos un fértil proceso de retroalimentación donde la artista completa sus series de pinturas, concluyendo el fin creativo, con otra expresión en tres dimensiones, es decir, la instalación.

Premios y reconocimientos

1979: Beca de Creación Artística en España otorgado por la Fundación Juan March.
1980: Beca Centro de Promoción de las Artes Plásticas e Investigación de Nuevas Formas Expresivas, otorgada por el Ministerio de Cultura Español.
1980-1982: Obtiene la beca del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano para la Cooperación Cultural y Educativa.
1993: Premio Nacional de Artes Plásticas.17​
2007: Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes18​
2007: Premio Alfons Roig, Comunidad Valenciana.
2007: Medalla José María Rodríguez-Acosta, Academia de Bellas Artes de Granada.
2008: Premio Barón de Forna, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
2013: Miembro seleccionado de Artevalencia

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